lunes, 20 de diciembre de 2010
El otro partido de ayer
Anoche se jugaron dos partidos decisivos para el Real Madrid en el estadio Santiago Bernabéu. Uno en el terreno de juego, trascendental a corto plazo, en el que conseguimos tres puntos importantísimos para el devenir de la liga, y otro, en el que me voy a centrar, en la sala de prensa, mucho más decisivo y vital a medio y largo plazo, y cuyo resultado sólo el futuro y Florentino Pérez nos dirán cual es.
La llegada de Florentino Pérez a la presidencia, en este su segundo mandato, ha devuelto la paz y estabilidad institucional al Real Madrid, algo fundamental para la entidad, sin embargo, esto es sólo el primer paso, la mitad del trabajo, resta culminar la faena y realizar la otra mitad, y eso es justo lo que anoche en rueda de prensa planteó y solicitó nuestro entrenador, José Mourinho.
Para poder ganar cualquier batalla hay que saber a qué y contra quién te enfrentas, y doy por descontado y confío en que Florentino lo sabe.
El Madrid hace tiempo que se enfrenta a una campaña propagandística y a un status quo que va más allá de lo deportivo y trasciende a lo sociológico y que se basa en el buenismo hipócrita, en ensalzar la mediocridad, en el victimismo y en la falsa humildad y modestia. Esto trasladado a lo deportivo se traduce en que si eres el Real Madrid debes hacerte perdonar tu historia y tus éxitos, debes consentir en que éstos sean devaluados y puestos en tela de juicio, debes aguantar y callar mientras otros reescriben tu historia y la suya propia, acomodándola a su antojo, debes bajar la cabeza, disculparte y avergonzarte por ser el mejor club de la historia, porque todo eso ahora ya no es consecuencia de tu grandeza, sino de tu prepotencia, debes sentir que el estar orgulloso por ser quién eres es algo peyorativo y chulesco, y que todo ello equivalga a una falta de señorío y de unos supuestos valores, inventados e instaurados de un tiempo a esta parte y que en absoluto son los tuyos.
Todo ello cuenta con grupos mediáticos dedicados a su propagación y a que cale el mensaje en la masa social madridista, a quién van dirigidos y en la que influyen, y que bien por intereses empresariales y económicos, o bien por dejarse llevar por la corriente de moda, son los que verdaderamente lastran al club. Y lo hacen creando, a base de su incansable bombardeo, el supuesto ideario del buen madridista, según el cual: no te debes quejar de los arbitrajes que te masacran porque tú eres el más beneficiado por éstos, desde antes de que se inventase el fútbol y lo que debes hacer es entonar el “unas veces te dan y otras te quitan”; tus logros deportivos se deben a ayudas institucionales, tanto políticas como deportivas; tu señorío se basa en encajar golpe tras golpe sin rechistar; tu proyecto deportivo es malo porque no es igual al de enfrente, sólo ese es aceptable, todo lo demás no vale; hay que españolizar el equipo, porque lo bueno es lo español y porque sólo los españoles sienten los colores, aunque caigas directamente en la xenofobia y la fomentes; hay que tirar de la cantera porque el de enfrente dice que lo hace; cuando ganas, debes fingir que no te alegras porque eso es signo de gran humildad y modestia; y el público del estadio es el mejor, es el más entendido y por eso pita y castiga a aquellos de los suyos que previamente ha defenestrado la prensa y ensalza a los igualmente elevados a los altares por ésta.
El luchar y rebelarse contra esta, no prostitución, sino auténtica corrupción intelectual es el partido que planteó anoche José Mourinho, un partido que él lleva jugando solo desde que ha fichado por el Real Madrid y que, por no jugarse sólo en el terreno de juego, requiere, como muy bien dijo, de la implicación de todo el club, desde los despachos hasta la afición.
Desde el equipo, no sólo el entrenador debe contribuir, hay un capitán que debe de ejercer como tal en el campo y fuera de él, defender al equipo dentro y fuera y ayudar a solucionar problemas y no crearlos o convertirse en uno de ellos. Y en caso de no tener la motivación, el carácter y la implicación necesarios para hacerlo, hacerse a un lado y dejar la capitanía a alguien que sí reúna estos requisitos.
La masa social también tiene un papel esencial, no dejándose intoxicar con el nuevo ideario madridista que le fabriquen los medios. Debe tener claro quienes somos, no quienes quieren que seamos, recordar las diferentes nacionalidades de los jugadores que han hecho grande a este club, recordar el carácter y temperamento de los más grandes jugadores que hemos tenido, arropar al equipo y entrenador en el estadio y no ser una presión añadida, recordar que el Bernabéu hace años fue un campo donde los contrarios sentían miedo escénico y dónde noventa minutos eran “moito longos”, y sobre todo, tener presente que el bajar la cabeza ante las injusticias no hace que te respeten más, sólo consigue que sean más los que se animen a pisártela.
Desde los despachos, el partido debe jugarse denunciando robos arbitrales, de los que el de ayer, fue tan sólo el último, no callándose cuando cualquier espontáneo como Del Nido, ataca al Madrid sin razón para ello y el coro de mediocres anónimos que pulula por el fútbol español se une a la fiesta, no aguantando faltas de respeto, insultos y ataques indiscriminados, reiterados y masivos a tu entrenador y jugadores, que rozan la xenofobia y el racismo.
Para ello hay que tener claro un punto de partida, que el rechazo hacia el triunfador, orgulloso de lo logrado por sus propios méritos, es algo que llevamos de serie y que actualmente no cotiza al alza. Debemos tener esto presente para que nadie crea que por pedir perdón, agachar la cabeza y poner la otra mejilla, de repente, se nos va a querer más, esto no es Miss Simpatía, aquí de lo que se trata es de defenderte y hacerte respetar.
Para este apartado del partido, anoche Mourinho señaló sin nombrarlo a Jorge Valdano, al que simplemente pidió que hiciese su trabajo. Deportivamente, no lo ha hecho ni lo hace, como se ha visto en lo que a fichajes y renovaciones se refiere. E institucionalmente es imposible que lo haga, salvo que Florentino expresamente así se lo ordene, porque nadie que comulga y es partícipe ideológico del “mal” a combatir, va a luchar contra él voluntariamente. El problema con él radica en que más allá de no hacer nada para bien, lo que hace es justo para mal. Su línea de acción va justo en la dirección contraria y opuesta a la planteada por el entrenador anoche, y bebe en el ideario, supuestamente madridista, del que hablaba antes. Así pues, Florentino debe decidir si seguimos en la línea pre-Mourinho, encajando golpes hasta que nos tumben y ya no podamos levantarnos, o bien jugamos el partido que el entrenador plantea con todas sus consecuencias, siendo una de éstas, saber que hacer con Valdano. Esto tiene su miga porque no estamos ante alguien que, de continuar, simplemente se vaya a hacer a un lado y deje trabajar al resto, no, estamos ante alguien que torpedeará lo que otros traten de hacer, que no es más que lo que lleva haciendo estos seis meses, en vez de ayudar al entrenador, ponerle chinitas en el zapato, pero corregido y aumentado, tras lo de ayer. Todo esto, sin perder de vista que el hogar mediático de Valdano es Prisa, que se vería más favorecida aun en su lucha contra el club, contando con un infiltrado rebotado dentro, ahora es infiltrado sin más. Por lo tanto, entiendo que lo más conveniente, se mire por donde se mire, es que Valdano se vaya a disfrutar lejos de Concha Espina de lo “ganado” en el club.
Por eso, como decía al principio, el resultado de este partido nos lo dirá el tiempo y Florentino nos lo puede avanzar con las decisiones que tome en los próximos días. Mi esperanza en que esas decisiones sean las acertadas están en que Florentino sabe que tiene que apostárselo todo a la carta-Mou, primero porque es el único capaz de llevar a buen fin ambas batallas, la deportiva y la otra, y segundo, porque si Mourinho se va antes de tiempo, a Florentino se le acaban las cartas y se tendrá que ir con él. Así que, usted decide Florentino… espero que sea para bien del Real Madrid.
3 comentarios:
Discrepo en lo de "jugar el partido que el entrenador plantea". No es Mourinho quien ha establecido las reglas (que no hay reglas siempre y cuando se machaque al Madrid), sino que ha decidido adaptarse a la situación jugando con las mismas armas que el adversario. Si tú peleas conforme a las reglas del Marqués de Queensberry, sin salirte ni un milímetro de la ortodoxia, con un brazo atado a la espalda y tu oponente lucha según los cánones de la lucha extrema y, además, viene armado con un bate de béisbol, lo lógico es que te propine una paliza de muerte. Así que la única opción es adaptarte, pegar duro en la entrepierna y buscarte un bate más grande...
20 de diciembre de 2010, 21:51Tienes razón Richard, la batalla ya nos la han planteado otros y Mourinho lo que, en realidad, propone es contraatacar, defendernos y dejar de mirar para otro lado, como si aquí no pasase nada, que es la postura que el club ha mantenido hasta ahora. También estoy de acuerdo en lo último que dices, esto es la guerra, y no se pueden derribar tanques con tirachinas.
21 de diciembre de 2010, 11:51Nuestra ventaja es que somos más, muchísimos más, sólo nos falta unirnos y hacerles frente!
Siempre con Mou
22 de diciembre de 2010, 2:29Publicar un comentario